Período precolonial en Brasil: los años olvidados

El período precolonial en Brasil: los años olvidados

1. Introducción

En este capítulo estudiaremos el período precolonial, también conocido como «los años olvidados» de la colonización de Brasil.

Este periodo abarca desde 1500, año del «descubrimiento» de Brasil, hasta 1531, año de la llegada de la «misión civilizadora» de Martim Afonso de Sousa.

Estos primeros años de la historia de Brasil son especialmente interesantes, ya que los portugueses mostraron muy poco interés por asentarse y colonizar la colonia, prefiriendo invertir en el lucrativo comercio con Extremo Oriente.

Fue una época en la que los principales colonizadores eran contrabandistas, náufragos y presidiarios, y en la que también hubo coexistencia pacífica con los nativos.

La principal actividad económica durante estos primeros 30 años fue la extracción de la madera de Brasil, también conocida como pau-de-tinta.

Este fascinante mapa pictórico é um dos primeiros mapas regionais do Brasil que se pode obter. Ilustrado com o norte à direita, o mapa está repleto de vinhetas que representam a vida nativa, em vez de se concentrar em informações geográficas. Os índios nativos são mostrados com arcos e flechas, machados, lhamas e redes, pelos quais os brasileiros são bem conhecidos. O oceano ao redor está repleto de navios franceses e portugueses e monstros marinhos. Ao longo da costa, os europeus são retratados interagindo com os nativos. As poucas informações geográficas apresentadas são bastante imprecisas. O rio Amazonas (aqui chamado Maranon F.) e o rio Paraná têm origem em lagos situados ao lado de um vulcão em erupção. Montanhas e rios espúrios preenchem a porção ocidental do Brasil, denominada Terra non Discoperta (terra não descoberta).
Mapa de Brasil de 1606.

Esta actividad solía realizarse en colaboración con los habitantes locales, que recibían «baratijas» a cambio de extraer árboles de la selva, como espejos, sombreros, cuchillos, hachas, joyas, ropa y otros productos manufacturados.

2. La falta de interés de Portugal en colonizar Brasil.

Trabalho Indigena no Brasil Colonia
play-rounded-fill

BRASIL - PERíODO PRÉ-COLONIAL (1500-1530)

La apertura de una ruta comercial marítima con la India coincidió prácticamente con el «descubrimiento» de Brasil.

Como Portugal era un país con pocos recursos y bajo índice demográfico, tuvo que optar por dirigir sus esfuerzos colonizadores hacia una sola área geográfica.

Para colmo, al principio no se encontraron metales preciosos ni otros productos que pudieran dar sentido económico al asentamiento y colonización de las tierras recién descubiertas.

Todo el mundo sabe que las tierras brasileñas eran ricas en palo de Brasil, una madera con la que se fabricaba un tinte rojo utilizado para teñir tejidos. «Sin embargo, el beneficio obtenido de la explotación de esta madera era menor que el ventajoso comercio de productos africanos y asiáticos» (Cotrim, 1999, p. 58).

Según Caio Prado Júnior (1987, p. 12):

La colonización de Brasil constituyó un problema de difícil solución para Portugal.

Con una población de poco más de un millón de habitantes y otras conquistas ultramarinas en África y Asia de las que ocuparse, apenas le quedaban recursos humanos y financieros para dedicarse al hallazgo ocasional de Cabral.

Como nos cuenta Boris Fausto (2007, p. 42):

En aquellos primeros años, entre 1500 y 1535, la principal actividad económica era la extracción de madera de Brasil, que se obtenía principalmente mediante trueques con los indígenas.

Los árboles no crecían en grandes extensiones, sino que estaban dispersos.

Cuando se agotó la madera de la costa, los europeos recurrieron a los indígenas para obtenerla.

El trabajo colectivo, especialmente la tala de árboles, era una tarea común en la sociedad tupinambá. De este modo, la tala de madera de Brasil podía integrarse con relativa facilidad en los patrones tradicionales de vida indígena.

Los indígenas suministraban la madera y, en menor medida, la harina de mandioca, a cambio de piezas de tela, cuchillos, navajas y baratijas, objetos de escaso valor para los portugueses.

Así pues, el «descubrimiento» de Brasil no provocó un gran entusiasmo en Portugal.

Brasil aparecía a los portugueses como una tierra virgen y exótica, hogar de aves y animales extraños, además de estar poblada por seres humanos ajenos a la mirada europea.

Radiografía de Pau-Brasil

  • Nombre: Caesalpinia echinata (familia de las leguminosas).
  • Nombres indígenas: ibïrapitanga y arabutã.
  • Distribución: desde Río de Janeiro hasta Río Grande do Norte.
  • Altura media de cada árbol: entre 10 y 15 metros.
  • Tamaño y peso de los troncos: 1,5 metros y 30 kilogramos. Cada barco llevaba una media de 5000 troncos a Europa. Talar y partir cada árbol llevaba unas 4 horas con un hacha de piedra y unos 15 minutos con un hacha de hierro.
  • Distancia desde donde se traían: en 1558, a 18 km de la costa.
  • En 1890, la distancia aumentó a más de 150 kilómetros.
  • Se talaron 70 millones de árboles. Más de 3000 toneladas al año durante tres siglos.
  • El palo de Brasil: un barco cargado con esta madera valía siete veces menos que uno lleno de especias. Aun así, se obtenía un beneficio del 300 % (Bueno, 2003, p. 35).

 

El descubrimiento de Brasil no fue ni de lejos tan emocionante como la llegada de Vasco da Gama a la India.

Brasil aparecía como una tierra cuyas posibilidades de exploración y contornos geográficos eran desconocidos.

Durante varios años se pensó que no era más que una gran isla.

Las atracciones exóticas —indios, loros y guacamayos— se impusieron tanto que algunos informadores, sobre todo italianos, la llamaban «la tierra de los loros».

El rey Dom Manuel prefirió llamarla Vera Cruz y, más tarde, Santa Cruz.

El nombre Brasil empezó a utilizarse en 1503.

Se ha asociado a la principal riqueza de la tierra en sus primeros tiempos, el palo de Brasil (FAUSTO, 2007, p. 42).

En consecuencia, Portugal mostró muy poco interés por su colonia americana durante los primeros 30 años de colonización.

Los esfuerzos portugueses se limitaron a enviar algunas expediciones de reconocimiento de la costa y a rechazar las visitas de barcos de otras nacionalidades, una iniciativa conocida como «expediciones de guardacostas».

3. Primeras expediciones a Brasil.

  • Expedición probablemente comandada por Gaspar de Lemos (1501): exploró gran parte de la costa brasileña y dio nombre a los principales accidentes geográficos de la época (islas, cabos, ríos, bahías). Se avistó una gran cantidad de madera de Brasil a lo largo de la costa. Esta observación se atribuyó al navegante lorentino Américo Vespucio, que participaba en la expedición.
  • La expedición probablemente estaba comandada por Gonçalo Coelho (1503) y se organizó en virtud de un contrato firmado entre el rey de Portugal y un grupo de comerciantes interesados en explotar la madera de Brasil. Entre ellos se encontraba el rico mercader Fernão de Noronha.
  • Expediciones comandadas por Cristóvão Jacques (1516 y 1526): se organizaron dos expediciones para detener el contrabando de madera de Brasil por parte de otros comerciantes europeos, como los franceses. A estas expediciones se les llamó expediciones de guardacostas. Sin embargo, estas expediciones eran incapaces de impedir el contrabando debido a la gran extensión de nuestro litoral. FUENTE: Cotrim (1999, p. 58).

Aunque Portugal mostró poco interés por la colonización, durante los primeros 30 años del descubrimiento muchos europeos entraron en contacto con los nativos, y este contacto resultó relativamente beneficioso para ambas partes. Este será el tema de la próxima sección.

4. Náufragos, traficantes y presidiarios

Estudiar los primeros 30 años de la colonización de Brasil no es tarea fácil, ya que hay pocos estudios publicados sobre este tema. Un libro interesante es Náufragos, traficantes y degredados, del periodista Eduardo Bueno.

Como sugiere el título, este libro analiza estas tres figuras sociales de origen europeo que, por diversas razones, acabaron conviviendo con los indígenas brasileños durante el periodo precolonial.

El periodo precolonial es el más nebuloso de la historia brasileña, como decíamos antes, porque existen pocos informes sobre él.

Durante estas tres primeras décadas de colonización, muchos europeos fueron abandonados por sus propios compatriotas en nuestro territorio.

Se trataba de convictos condenados en Portugal a cumplir condena en la colonia. Era habitual, ya que la metrópoli tenía escasez de recursos humanos y aprovechaba incluso a los delincuentes.

Los convictos eran personas expulsadas de su patria o tierra de origen.

Además de los presidiarios, llegaron a convivir con los nativos muchos náufragos y desertores de las más diversas expediciones.

La interacción entre estos europeos y los indígenas tuvo lugar prácticamente a lo largo de toda la costa brasileña.

Más tarde, con el establecimiento del Gobierno General en 1549, estos europeos fueron muy útiles para establecer bases más sólidas para la colonización de Brasil.

Según Eduardo Bueno (1998, p. 7):

Lo que se puede afirmar con certeza es que, a partir de 1525, cuando los europeos empezaron a desembarcar con más frecuencia en Brasil, se encontraron con una galería de personajes enigmáticos.

Eran hombres blancos que vivían entre los nativos: algunos habían sobrevivido al hundimiento de sus barcos y otros habían desertado.

Muchos habían cometido un delito en Portugal y fueron condenados al exilio en Brasil, mientras que otros tuvieron la osadía de discrepar de sus capitanes y acabaron desterrados.

Varios estaban casados con las hijas de los principales jefes indígenas, desempeñaban un papel destacado en la tribu, conocían sus senderos, usos y costumbres, y mediaban en las negociaciones entre diversas naciones indígenas y representantes de las potencias europeas.

Su presencia en puntos estratégicos de la costa resultaría decisiva para el futuro del país.

Estos personajes fueron muy importantes en los primeros años de la colonización, ya que estaban muy bien integrados en la cultura de los indígenas brasileños.

Fueron los responsables de transmitir conocimientos sobre diversas técnicas indígenas, como la localización de reservas de madera de Brasil, fuentes de agua, senderos y caminos indígenas, la fauna y la flora, y la técnica de fabricación de harina de mandioca.

Además, estos europeos mantenían una buena relación con los jefes tribales. En muchas tribus, acabaron casándose con las hijas de los propios jefes. El fruto de estas relaciones con los indígenas resultó muy beneficioso para el futuro proceso de colonización de Brasil.

Es irónico, porque los mismos que eran condenados como criminales en Portugal o incluso como desertores en la colonia acabaron siendo considerados personas importantes en la colonización de Brasil.

El propio rey escribió cartas a estos enigmáticos personajes ensalzando sus logros. En aquella época, esto se consideraba un gran honor.

Una de estas figuras fue Diogo Álvares, conocido entre los nativos como Caramuru, un portugués que naufragó en los bajos del río Vermelho en 1509 o 1510, en lo que hoy es Salvador, la capital de Bahía.

Caramuru recibió una carta del rey João III, que le entregó Tomé de Sousa, el primer gobernador general de Brasil, lo que sin duda fue una gran muestra de reconocimiento y respeto.

Eduardo Bueno (2006, p. 41) presenta la carta íntegramente.

Léela con atención.

Yo, el Rey, os envío mis saludos.

Ahora envío a Tomé de Sousa, noble de mi casa, a esta Bahía de Todos los Santos como capitán y gobernador, para que provea a su justicia y a lo demás que mi servicio requiere, y ordeno que haga asentamiento y asiento grande y otras cosas de mi servicio en la dicha Bahía. Y como sé que, por la mucha práctica y experiencia que tenéis de estas tierras y sus gentes y costumbres, sabréis ayudarle y conciliarle, os mando que, cuando el dicho Tomé de Sousa llegue, vayáis a él y le ayudéis en lo que debáis cumplir y os encomiende, porque en esto os haré mucho servicio.

Y porque quiero que, cuando llegue, esté abastecido de provisiones de la tierra para proveer a la gente que va con él, escribo de ello a Paulo Dias, tu yerno.

Procura hacerlas llegar por los puertos de la capitanía de Jorge de Igueiredo, que está cerca de Ilhéus. Ya que su compañía y ayuda son necesarias, le pido que ayude a Tomé de Sousa en lo que considere conveniente, como creo que hará.

Como vimos al leer la carta anterior, personajes como Caramuru fueron muy importantes para la futura colonización de Brasil. Para entender mejor esta cuestión, vamos a introducir un fragmento del libro Náufragos, traficantes y degredados, del periodista Eduardo Bueno (pág. 8-9, 1999). A continuación, lo seguimos.

La galería de nombres no se limita a personalidades conocidas, como el mitológico Caramuru, responsable indirecto de la fundación de Salvador, o João Ramalho, virtual fundador de la ciudad de São Paulo.

Otro personaje igual de importante fue el misterioso Bacharel de Cananeia, el primer gran traficante de esclavos de Brasil, cuyo nombre ni siquiera se conoce.

Pero hay otros cuya trayectoria es aún más oscura.

¿Qué decir de Aleixo Garcia, un intrépido que en 1524 marchó desde Santa Catarina con un ejército privado de dos mil indios para atacar las ciudades fronterizas con el Imperio inca, a más de dos mil kilómetros de distancia?

¿Qué decir de sus compañeros Henrique Montes y Melchor Ramires —desertores y polígamos— que, sin embargo, fueron recibidos en la corte por los reyes de Portugal y España y se convirtieron en los hombres más importantes de la exploración del Río de la Plata y de la costa sur de Brasil?

La lista de personajes asombrosos de los primeros 30 años de Brasil no termina con ellos.

João Lopes de Carvalho, piloto portugués desterrado a Río en 1511, regresó a Brasil en 1519 tras ser acorralado por los españoles, pero fue abandonado en Borneo (Asia) dos años después, junto con su hijo, un niño indígena de siete años.

Y qué decir de Francisco del Puerto, un grumete que vivió entre los nativos del Plata durante catorce años y luego traicionó a los europeos que lo habían acogido, al abrir la puerta de un fuerte para permitir que españoles y portugueses fueran masacrados por los nativos.

Estos son solo algunos de los protagonistas de los primeros 30 años de Brasil, las tres décadas perdidas.

Su historia personal y la de su época pueden reconstruirse a partir de cartas, escasas referencias encontradas en archivos extranjeros, cuadernos de bitácora e informes de viaje.

La falta de documentos oficiales ha dificultado la investigación de este periodo y, en la mayoría de los libros sobre la historia de Brasil, el periodo comprendido entre 1500 y 1531 suele reducirse a dos párrafos.

Por lo tanto, los náufragos y presidiarios desempeñaron un papel importante en los primeros cincuenta años de la colonización del país.

En la próxima unidad estudiaremos el proceso real de colonización de Brasil a partir de las capitanías hereditarias, el Gobierno General, el monocultivo de la caña de azúcar y la utilización de mano de obra esclava, así como de mano de obra india y africana.

4. ¿Eran los indígenas brasileños caníbales o buenos salvajes?

La visión europea de los indígenas oscilaba entre dos extremos igualmente sesgados.

Por ejemplo, Cristóbal Colón y Pero Vaz de Caminha los veían como bellos e inocentes salvajes que vivían en un estado casi endémico.

Fray Vicente de Valverde, que acompañó a Pizarro en la conquista del Imperio inca, los consideraba caníbales malvados y salvajes que merecían mil muertes.

Nada de esto se corresponde con la realidad.

Es cierto que algunas tribus indígenas (pero ni mucho menos la mayoría) eran caníbales; sin embargo, el canibalismo que practicaban era ritual, generalmente un gesto de respeto hacia un adversario valiente o venerable.

El horror que los europeos mostraban repetidamente ante este rito es aún más difícil de entender si tenemos en cuenta que el principal rito católico, la comunión o eucaristía, en la que se consuman simbólicamente el cuerpo y la sangre de Cristo, es también un ritual de canibalismo.

Este hecho quizá ayude a comprender el atraso de la mentalidad europea de la época y la incapacidad de muchos europeos para comprender otras culturas y evaluar problemas morales.

Y quizá sea la única justificación del salvajismo que los europeos «civilizados» ejercían contra quienes llamaban salvajes.

Una de las ironías de los Descubrimientos es precisamente la revelación del atraso europeo, especialmente ibérico, en el mismo momento en que se empezaba a afirmar la superioridad europea sobre el resto del mundo.

Otra es el papel de gran parte de la Iglesia española, especialmente de las órdenes franciscana y dominica, en la defensa de los indígenas frente a la explotación excesiva de los colonizadores.

La Iglesia de la Inquisición, defensora de dogmas científicos absurdos que, de haberse respetado, habrían hecho imposibles los descubrimientos, se convirtió en la primera institución en defender a los indígenas, en reconocer que tenían alma y eran «iguales» a los europeos, al tiempo que faltaba constantemente al respeto a su derecho a apartarse de sus normas.

Mientras los indígenas encontraban defensa en la Iglesia, los esclavos africanos eran considerados exclusivamente mercancía.

El dominico Bartolomeu de las Casas, uno de los defensores más ardientes de los indígenas americanos, llegó a pedir, en una carta al prior de la orden, que se enviasen esclavos negros a las colonias lo antes posible para poner fin a las crueldades cometidas contra los indígenas.

En efecto, desde 1512 los indígenas eran considerados ciudadanos españoles, aunque con derechos restringidos; los esclavos negros, por su parte, carecían de todo derecho.

FUENTE: Migliacci (1997, p. 69).

5. En este capítulo vimos que:

  • Los primeros treinta años de la historia de Brasil fueron de relativo abandono, ya que durante este período los portugueses no estaban interesados en colonizar Brasil, ya que no presentaba posibilidades de beneficio para la corona.
  • Solo el comercio del palo de Brasil reportó beneficios a Portugal en esos años.
  • Durante este periodo, se organizaron varias expediciones de guardacostas para mantener la posesión del territorio.

Para saber más, consulta los siguientes periodos de la historia de Brasil colonial:

  1. Independencia de Brasil – Ruptura de los lazos coloniales en Brasil.
  2. Imperio portugués en Brasil – Familia real portuguesa en Brasil.
  3. Traslado de la corte portuguesa a Brasil.
  4. Fundación de la ciudad de São Paulo y de los bandeirantes.
  5. Período de transición entre el Brasil colonial y el imperial.
  6. Los ingenios azucareros coloniales en Brasil.
  7. Monocultivos, trabajo esclavo y latifundio en el Brasil colonial.
  8. Instalación del Gobierno General en Brasil y fundación de Salvador de Bahía.
  9. La expansión marítima portuguesa y la conquista de Brasil.
  10. La ocupación de la costa africana, las islas atlánticas y el viaje de Vasco da Gama.
  11. La expedición de Pedro Álvares Cabral y la conquista de Brasil.
  12. Período precolonial en Brasil: los años olvidados.
  13. Instalación de la colonia portuguesa en Brasil.
  14. Periodos de la historia del Brasil colonial.
  15. Periodos históricos de Brasil.

Este post também está disponível em: Português English Deutsch Español Français

Hide picture