La representación de Brasil a través de los ojos europeos en el siglo XVII.
A partir del siglo XVI, los conquistadores empezaron a interpretar América del Sur no solo con palabras, sino también con imágenes. Este proceso de representación visual cobró impulso con la invasión holandesa del nordeste de Brasil (1630-1654), cuando artistas europeos con sólida formación técnica —aún moldeados por los gremios medievales— empezaron a retratar in situ la selva tropical americana.
La ciudad de Recife se convirtió en el principal centro de la ocupación holandesa, tras los infructuosos intentos de conquistar la sede de la administración portuguesa en Bahía. Los invasores decidieron entonces establecerse directamente en la Capitanía de Pernambuco, región estratégica por su producción de azúcar, considerada la principal fuente de riqueza del Brasil colonial.
En los primeros años, la conquista requirió una intensa acción militar y el principal objetivo era ampliar el área bajo control de la Compañía de las Indias Occidentales (CIO).
Sin embargo, a partir de 1637, este escenario cambió con la llegada a Brasil del conde Johan Maurits van Nassau-Siegen, que trajo consigo un séquito de cartógrafos, pintores, grabadores, médicos, botánicos y otros especialistas encargados de registrar y documentar el Nuevo Mundo. El objetivo era doble: demostrar a los inversores holandeses la viabilidad económica de la ocupación y, de acuerdo con los ideales de la época, llevar la civilización a una tierra aún poco conocida.
La presencia del séquito de Nassau en Brasil fue un fenómeno único en el contexto americano del siglo XVII. Artistas y científicos recorrieron las embarradas y precarias calles de un lejano puerto tropical a instancias de un ilustre noble, deseoso de mostrar el potencial de la colonia y justificar los riesgos de la empresa.
Esta experiencia dio lugar a una gran cantidad de trabajos cartográficos, pictóricos y científicos. El material resultante se convirtió en el primer corpus coherente de información geográfica, botánica, zoológica y etnográfica sobre las Américas que logró ganarse cierta credibilidad entre la comunidad científica europea, a pesar de estar impulsado por intereses comerciales.
Entre los miembros de la misión figuraban nombres como Frans Jansz Post, Albert Eckhout y el médico y naturalista Willem Piso, que llegó a Brasil en 1637, así como el cartógrafo Zacharias Wagener. En 1638 se les unió el naturalista George Marcgraf. El personal militar vinculado al WIC también colaboró en los registros y estudios promovidos durante el gobierno de Nassau.
La producción artística y científica de este equipo fue diversa y susceptible de múltiples interpretaciones. Albert Eckhout, por ejemplo, es reconocido como el primer pintor europeo que adoptó una visión etnográfica de los pueblos nativos de América. Los mapas elaborados por Marcgraf, Wagener y otros como Claes Visscher, Hessel Gerritz e Izaak Commelyn revelan los principales centros urbanos de la costa noreste, así como su estructura defensiva, formada por fuertes, fortalezas y baterías de artillería. Estos mapas revelan los principales centros urbanos de la costa noreste, así como su estructura defensiva, formada por fuertes, fortalezas y baterías de artillería. Estos mapas también destacan las regiones productoras de azúcar y los ríos y puertos naturales, fundamentales para transportar la producción y asegurar el control económico del WIC.
Un hito de la producción científica de la época fue el tratado Historiae Naturalis Brasiliae, de Piso y Marcgraf, publicado en 1648 bajo el patrocinio de Nassau. La obra, rica en ilustraciones de la fauna y flora del nordeste brasileño, se considera una de las principales contribuciones científicas al conocimiento de la naturaleza del Nuevo Mundo y la única obra ilustrada sobre la historia natural de Brasil disponible hasta el siglo XIX.
Con el regreso de Nassau y su séquito a los Países Bajos en 1644, se produjeron varios tratados históricos sobre su trabajo en Brasil. Entre ellos destaca el de Caspar Barlaeus, escrito por encargo de Nassau y con grabados inspirados en las pinturas de Frans Post.
Durante los siete años que Nassau estuvo en Brasil, se consolidó en Europa —especialmente entre la nobleza y la burguesía holandesas— un ávido mercado de imágenes y relatos del Nuevo Mundo. Esta demanda, que continuó durante todo el siglo XVII, aseguró el sustento artístico y financiero de Frans Post hasta su muerte en Haarlem en 1680.
Biografía de Frans Post
Frans Post (c. 1612-1680)
Frans Post fue un pintor holandés nacido en Haarlem hacia 1612, hijo de Jan Jaszoon Post, pintor de vidrieras. Es reconocido como el primer artista europeo que retrató Brasil de forma sistemática y como uno de los grandes maestros de la pintura paisajista del siglo XVII, aunque no fue reconocido plenamente hasta siglos después de su muerte.
Viaje a Brasil
Post llegó a Brasil en 1637 como parte del séquito del conde Johan Maurits van Nassau-Siegen, entonces gobernador general de la colonia holandesa del nordeste, y permaneció allí hasta 1644.
Probablemente fue introducido en Nassau por su hermano, Pieter Jasz Post, arquitecto y pintor. En Brasil, a los 25 años, se sintió profundamente afectado por la luz tropical y los temas exóticos que encontró, que contrastaban fuertemente con los paisajes holandeses.
Influencias y estilo
Influido por artistas como Cornelis Vroom, Pieter Molijn y Salomon van Ruysdael, Post incorporó la tradición del paisaje idílico holandés a sus pinturas brasileñas.
Su obra inicial en Brasil, de carácter documental y muy fiel a la realidad, evolucionó con el tiempo, adoptando características más estilizadas e idealizadas para complacer los gustos europeos, especialmente los de sus mecenas.
Sus cuadros se caracterizan por cielos amplios, líneas de horizonte bajas, vegetación meticulosamente pintada en primer plano y luz atmosférica difusa. Una técnica notable de Post era el uso del claroscuro: el contraste entre la luz de las ropas blancas y la oscuridad de las figuras negras —personas esclavizadas que transportan mercancías— creaba efectos visuales dramáticos y simbólicos.
Reconocimiento europeo y legado
Durante su estancia en Brasil, realizó al menos 18 pinturas que regresaron con Nassau a Europa y se expusieron en la corte de Luis XIV en Versalles en 1679. Algunas de estas obras se encuentran hoy en día en el Museo del Louvre. Curiosamente, en al menos una de ellas, el artista firmó «F. Correio», una traducción lúdica de su apellido, lo que podría haber dificultado su identificación posterior.
Regreso a los Países Bajos
En 1644, Frans Post volvió a los Países Bajos y siguió pintando escenas tropicales basándose en los cuadernos de bocetos que había realizado en Brasil. Estas obras se volvieron más fantasiosas: reordenó elementos reales de forma idealizada, creando paisajes que, aunque exóticos, ya no se correspondían exactamente con la realidad brasileña. Era un proceso similar al de los pintores de la escuela Bamboccianti, que retrataban escenas italianas desde una perspectiva extranjera.
Madurez y repetición de temas.
Entre 1644 y 1659, su obra conserva cierto rigor topográfico. Sin embargo, después de esta fase, Post comenzó a incluir animales exóticos en sus composiciones, como armadillos, serpientes, lagartos e incluso escenas de depredadores, y adoptó colores más intensos. En la década de 1660, alcanzó su madurez artística: sus pinturas se volvieron más densas, compuestas de capas cromáticas en tonos verdes y azules, que remitían a la tradición flamenca. Fue el apogeo de su carrera comercial, cuando empezó a repetir temas ya establecidos, como los ingenios azucareros, las casas coloniales y las vistas de Olinda.
Decadencia y muerte
A pesar de su éxito, sus últimos años estuvieron marcados por la decadencia. Aquejado de alcoholismo, perdió vigor en su producción. Aun así, su prestigio perduró: su amigo y también gran maestro de la pintura, Frans Hals, lo pintó hacia 1655, eternizándolo en la memoria artística de los Países Bajos.
Frans Post murió en 1680, probablemente a los 68 años. Sin embargo, su legado perdura como el primer gran cronista visual del Brasil colonial, capaz de equilibrar el rigor documental y la fantasía artística, y de tender un puente entre dos mundos a través de la pintura.
Retrato de Johan Maurits (1604-79), conde de Nassau-Siegen y gobernador de Brasil (1670-1680), de Michiel van Musscher (holandés, 1645-1705).
Pinturas y obras de Frans Post.
Breve historia, biografía y pinturas de Frans Post en el Brasil holandés.
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